Si no tienes los pies en el suelo… te pitarán falta

Todos nos creemos mejores billaristas de lo que somos. Metemos una bola difícil o acabamos una partida imposible, y ya somos Dios. Lo siento, pero no.

Nos gusta presumir de los logros y publicar en Facebook que hemos ganado, pero agachamos la cabeza cuando hay fracasos. ¿Por qué? Por qué buscamos la aprobación de los demás: “Menudo crack, qué bien lo has hecho, eres un fenómeno”.

En cualquier deporte, y en la vida, ser humilde marca la diferencia. Y de eso va le billarconsejo de esta semana: sé humilde dentro y fuera de la mesa y esconde el Ego en la taquera. Presume, sí, pero lo justo.

Humildad significa respeto. Respeto por el juego, por el contrario y por ti mismo. Quiere decir ser precavido y no adelantar acontecimientos. Significa no poner excusas cuando pierdes, felicitar al rival cuando te gana, aceptar los errores y pensar tanto en ti como en los demás. En definitiva, ser un poco menos egoísta y no hablar tanto de las mil y una desgracias que has sufrido en un partido.

Fíjate en profesionales como Shaun Murphy o Ralf Souquet. Son auténticos fenómenos, pero siempre son respetuosos con su rival aunque éste sea un principiante. Podrían fardar de su gran talento o jugar con una mano, pero no lo hacen: son profesionales.

Shaun Murphy Snooker
Shaun Murphy, ejemplo a seguir.

Si chuleas y te crees el mejor billarista del planeta, tendrás que demostrarlo sobre la mesa. ¿Pero serás capaz de aguantar tal presión? Recuerda que no hay nada más triste que un chulo haciendo el ridículo.

Tienes dos caminos para elegir: (1) elegancia, saber estar y cortesía o (2) chulería, arrogancia y orgullo. ¿Qué prefieres?

Cuando empezamos a ganar desde muy jóvenes, el riesgo a seguir el segundo camino se dispara. Depende mucho de la educación que haya recibido la persona y de su entorno, claro, pero es más fácil convertirte en un chuleta que ser modesto. Te acostumbras a las alabanzas y vives en la burbuja del éxito. Aunque sin querer eres tú mismo quien la explota.

Si piensas en negativo, tendrás resultados negativos; si actúas con maldad, obtendrás algo malo; y si te mueves con soberbia, el billar tarde o temprano te castigará. A la larga solo premia a los modestos.

No admiro a los que las meten todas, admiro a los billaristas que respetan el juego y que se comportan de la misma manera la hayan metido o no. Ahí está la gran dificultad y estos son, para mí, los auténticos cracks.

Sigue su ejemplo, sé como ellos.

Y grábate en la cabeza que si no tienes los pies en el suelo… te pitarán falta.

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