Por qué son tan buenos los filipinos

Si los americanos no hubieran colonizado Filipinas a principios del siglo XX, tal vez hoy Efren Reyes, Francisco Bustamante, Ronnie Alcano, Dennis Orcollo y otras leyendas del billar nacidas en las Islas serían pinoys anónimos. Con su victoria sobre España en 1898 y la posterior conquista a la fuerza del archipiélago años más tarde, los estadounidenses introdujeron en Filipinas sus costumbres culturales, entre ellas su triple B de deportes favoritos: básket, béisbol y billiards. La historia quiso que los filipinos jugaran al billar de pockets y ellos decidieron que iban a ser los mejores del mundo en esa modalidad.

Ganar o no comer

Desde bien jóvenes los filipinos jugaban —y juegan— por dinero. Si ganaban los partidos, se ganaban su comida. Si los perdían, no comían. Así de simple. Más que un juego, un entretenimiento o una pasión, el billar era —y es— su modo de subsistencia y su forma de escapar de la pobreza. Juegan por pura necesidad. Para poder comer. Jugar bajo esa presión desde el comienzo les convierte en rocas sobre la mesa.

Lo explicaba muy bien en este reportaje de Geoff Bouvier el jugador profesional Víctor Castro, nacido en Cavite City, cerca de Manila. Empezó a jugar a los 12 años en las muchas salas de billar cercanas a su escuela. “Solía jugar por el dinero de mi almuerzo. O ganaba, o no comía”, comenta Castro. Él es uno de los muchos filipinos que se han mudado a Estados Unidos, en este caso a San Diego, para seguir viviendo del billar. Castro afirma convencido que “para mejorar tu juego, has de jugar por dinero; para jugar bien, has de poner presión en tu corazón”.

 

La necesidad económica muchas veces crea la virtud, pero de poco sirve si no viene acompañada de talento y constancia. El carácter humilde y trabajador de los filipinos, y por supuesto la increible habilidad de algunos de ellos con un taco en mano, les han convertido en los mejores jugadores del planeta. Cada temporada hay al menos 3 o 4 jugadores filipinos en el Top 10 del ránking de la World Pool-Billiard Asociation. En el último World 10 Ball Championship celebrado en General Santos, tres filipinos llegaron a los cuartos de final. Uno de ellos, Carlo Biado, quedó a un paso del título, perdiendo la final con el taiwanés Ko Pin Yi.

No es deporte nacional pero casi

El billar es uno de los deportes más practicados en Filipinas. Hay numerosos Pool Halls repartidos por las más de 7.000 islas que conforman el archipiélago. Pero la referencia es el Star Billiards Center, donde juegan los mejores. Allí siempre hay partidas en marcha: entrenos, campeonatos o money games. Hasta puedes verlos en directo en su página web.

Star Billiards
Star Billiards Center

¿Por qué es tan popular el billar? Para Reggie Gobaleza, otro jugador filipino, el Pool es algo grande en Filipinas porque es un deporte relativamente barato. Hay muchos jugadores y muchos sitios donde jugar, lo cual abarata los costes y hace accesible el deporte. Desconozco lo que cuestan las mesas en el Star Billiards Center u otras salas, pero probablemente mucho menos de los 7 u 8 euros que se pagan en España por una hora.

“No todos los filipinos juegan a Pool, pero los que juegan, juegan muy bien” — Víctor Casto, profesional de billar filipino

El hecho de tener a tantos campeones del mundo y leyendas como ‘Bata’ Reyes o ‘Django’ Bustamante en el país ha impulsado enormemente el deporte. Del mismo modo, el desarrollo del billar en Filipinas también se debe al trabajo de promotores como la familia Puyat, a través de Puyat Sports, patrocinando a jugadores o poniendo las mesas de los torneos.

[box type=”info” size=”large”]Antes de que llegaran los americanos, Filipinas fue una colonia española durante 300 años. Por eso hay quien afirma que fuimos nosotros quienes instauramos el billar en ésas islas. El billar de carambolas, en este caso. Si no hubieramos sucumbido ante los Estados Unidos, quien sabe si ahora estaríamos hablando de estrellas filipinas de 3 bandas.   [/box]

Una técnica única

Es fascinante ver el estilo de juego de los filipinos. No agarran el taco, sólo lo sujetan y lo balancean como nadie. Acarician las bolas, su blanca fluye. Puede que su forma de jugar no transmita la seguridad que transmite la de un europeo como Niels Feijen, pero es igual de infalible.

Francisco Django BustamanteComo explica Bob Guerrero en su blog de Yahoo, muchos filipinos se formaron en la modalidad de rotación, el juego cuyo objetivo es entrar las 15 bolas por orden. Eso les ha dado buen control de blanca en mesas siempre muy congestionadas. Viniendo de ese juego más complicado, bola 9 o bola 10 debe ser para ellos un juego de niños.

Carlo Biado, Johann Chua, Jeffrey Ignacio, Warren Kiamco, Raimund Faraon, Lee Van Corteza, Elmer Haya, Antonio Gabica, Ramil Gallego, Jefrrey de Luna, Ronato Alcano, Marlon Manalo, Rodolfo Luat, Rubilen Amit, Dennis Orcollo, José Parica, Efren Reyes, Francisco Bustamante. La lista de filipinos que brillan sobre las mesas de pocket billiards es interminable. Y lo más importante es que muchos de ellos son aún jóvenes con enorme recorrido.

Los pinoy tendrán muchos defectos: unas ciudades caóticas y sucias, unas condiciones vitales y laborales precarias y una especial habilidad para llegar tarde a las citas. Pero todas esas imperfecciones quedan reducidas por sus muchas virtudes: son humildes, acogedores y hospitalarios, siempre tienen una sonrisa preparada y no les importa vivir con menos. Por eso se merecen seguir siendo los mejores billaristas del mundo.

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