Podría hacer la típica crónica de un torneo de billar cualquiera tirando de resultados. Podría resumir qué pasó en cada ronda. Podría analizar las claves que hicieron campeón al gran Raúl Hebles. Pero la Lliga Individual de Blackball es de otro planeta y se merece algo más que una simple crónica. Así que este resumen no lo escribe un billarista, sino un extraterrestre. Alguien que viene de otro mundo y se sumerge dos días en el Consell de Joves de Sabadell para presenciar la décima edición del campeonato y entender porqué este es un torneo especial. Porqué el Blackball catalán es especial. ¿Preparado? Allá vamos.
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Sábado 28 de mayo, 17:00, Sabadell. Aterrizo con mi nave espacial y me meto en otra, ésta última repleta de billares. De entrada, El Consell de Joves impresiona. El techo es muy alto y el espacio, muy amplio. Cabrían más de 9 mesas Sam Atlantic, pero Joan Marminyà, el responsable de todo este tinglado, asegura que es mejor dejar suficiente espacio entre ellas para que los billaristas se sientan cómodos al jugar. Hablo con algunos de ellos y todos me dicen lo mismo: aquí no solo se sienten cómodos, aquí se sienten profesionales.
“Vamos a jugar a las pistas de hielo”, bromean los billaristas días antes de que llegue la fase final de la Lliga Individual. Los tapetes Strachan 6811 Tournament Gold por estrenar y las relucientes bolas Aramith (las buenas, las de las rojas granate y la negra rayada), convierten el terreno de juego en una pista de hielo. Hay que bajar siempre una marcha para no pasarse de frenada. Hay que jugar más suave que nunca. Mola y a la vez frustra. Dicen que competir así es un auténtico placer, el mismo que sienten cuando viajan a los Europeos o a los Mundiales.
En otros campeonatos las bolas y los tapetes también son nuevos a estrenar. Lo que no se ve tan a menudo son esos potentes focos de 350 vatios que iluminan el lienzo verde y las pantallas de la pared que retransmiten en directo lo que ocurre en cada mesa. Con las cámaras zenitales el público no se pierde ni un detalle; e incluso el propio jugador gira la cabeza hacia arriba de vez en cuando para ver si esa bola pasa o no pasa. El mismo streaming también se emite en directo por internet, aunque la mala conexión no garantiza todavía una buena calidad de imagen. “Haremos lo posible para mejorarlo de cara a futuras ediciones”, asegura Xavi Aguilar, quien se ocupa cada temporada de la retransmisión, el cableado y las cuestiones más técnicas.
Este año la Lliga Individual celebra su 10º aniversario y lo hace con récord de participación. Hasta 241 billaristas se inscribieron a la liga en 30 locales diferentes, donde disputaron la fase de grupos. 86 de ellos se clasificaron para el cuadro final a KO directo que se lleva a cabo hoy sábado. Es una cita muy importante para los blackballeros. “Lo mejor de este torneo es el gran nivel de los jugadores y los terrenos de juego; las mesas son mucho más exigentes de lo normal y hay más nivel que en cualquier otra prueba del circuito Abacat”, comenta Josep Maria Vidal, el único billarista que ha participado en todas las ediciones desde que en 2006 se inauguró la competición. “La pena es que cada año veo prácticamente a los mismos jugadores, es una lástima que no salgan más júniors”, advierte Vidal. Como Pere Alcázar (14 años) o Roger Roig (16 años), dos de las grandes promesas del Blackball catalán.
La primera ronda se juega al mejor de 5 partidas. Una distancia muy corta, marca de la casa, que provoca algunas sorpresas. Caen billaristas que apriori no deberían hacerlo tan pronto, noveles dan la campanada a pesar de sentir el brazo engarrotado. De inicio, dos de los favoritos, Raúl Hebles y Nacho Schmit, se ven obligados a remontar un 2-1 y 2-0 en contra para no quedarse fuera. Es importante no perder la calma cuando vas atrás, y por lo visto estos dos campeones lo saben hacer más que bien. Schmit fue, precisamente, el ganador de la pasada edición.
Cuando les pregunto cuál es la clave del éxito, qué les hace ganar o perder, todos responden lo mismo: la cabeza. La concentración, el autocontrol y el pensamiento positivo son más importantes que la técnica, el saber apuntar y el meter bolas. Por eso no entiendo porqué algunos jugadores beben cerveza entre partido y partido. O, incluso, mientras están jugando. “Es un deporte pero también es una fiesta”, argumentan.
Aram Bernaus es quién sirve esas cervezas detrás de la barra, como cada año. Cuando no le toca jugar, claro, porque es billarista. Y también de otro planeta. Él (2006, 2007 y 2009) y Lluís Cubero (2010, 2011 y 2012) son los dos únicos jugadores que han ganado la Lliga hasta tres veces. Entre birra y birra Bernaus me cuenta alguna batallita de su primera victoria hace diez años: la nieve casi lo dejó atrapado en su pueblo ese día, pero al final pudo llegar a tiempo y se llevó el torneo en el que por aquél entonces participaban menos jugadores, 32. Comparte récord de triunfos con Lluís Cubero, que entre 2010 y 2012 ganó tres ligas consecutivas.
Dejo las birras y me asomo al cuadrante para ver que en la parte superior del mismo saltan chispas. Parece que los cracks se han puesto de acuerdo para matarse mútuamente en la zona fatídica. Está claro que aquí el que quiera llevarse el título tendrá que currárselo desde el principio y no despistarse ni un instante. En segunda ronda, por ejemplo, ya se ven las caras el ganador de hace dos temporadas, David Ureña, y el finalista de tres ediciones, Sergio Mas. Podría ser una final anticipada que en esta ocasión se lleva el primero.
Me pregunto porqué es tan difícil esto del billar y Josep Maria Vidal me da la respuesta: “No basta con decidir bien, hay que ejecutar bien”. Puedes planificar la partida perfecta, pero luego no ser capaz de hacer lo que pensabas hacer. Sin una de esas dos patas no avanzas. Y más en la modalidad de rojas y amarillas, con las troneras mucho más reducidas y exigentes que el pool americano. Otro billarista apasionado, Robert Escofet, me cuenta que en ciertos momentos es muy frustrante. Parece que las troneras se reducen un centímetro tras cada fallo. Pero es como una droga y necesita jugar. Vencer esa frustración es vencerse a sí mismo, pura satisfacción.
Tras finiquitar las dos primeras rondas, a las 22h ya sólo quedan 32 supervivientes. Pero jugarán a partir de mañana domingo a las 11. El Consell recoge los trastos unas horas para volver más tarde con el plato fuerte y algunos enfrentamientos que prometen: David Ureña vs Iván Martín, Lluis Cubero vs Raúl Hebles, Ferran Roca vs Román Temporal… Yo salgo de la nave de los billares y entro de nuevo a la mía, hasta mañana.
Roger Roig perdió ayer frente a Eloy Alonso, pero es de los primeros en llegar el domingo. La joven promesa no quiere perderse ninguno de esos encuentros. “Todo el tiempo hay buenos partidos, es la mejor forma de aprender”, comenta el chaval de 16 años. Su amigo Pere Alcázar, sentado al lado, no puede evitar bromear al respecto: “Mola ver estos partidos, pero preferiría jugarlos” (risas). Nadie quiere enfrentarse a esos chavales, cuando cogen el taco son muy peligrosos. Y lo serán mucho más.
El domingo hay más público, más ambiente, más cervezas y más nervios. Por cada ronda que pasan están menos lejos de la ansiada final. Más de un encuentro termina en el decider, como el de octavos de final entre Jonatan Leal y Toni García. Con el 3-3 en el marcador queda una partida trabada, una defensa tras otra. Después de mucho batallar es Leal quien se adjudica el encuentro. Pero antes de tirar la última negra ya sabe que en cuartos lo tendrá muy complicado contra Ureña, que se ha cargado al vigente campeón Schmit.
Raúl Hebles (tras vencer al tricampeón Cubero) y Román Temporal (después de ganar a Ferran Roca) también llegan igualados hasta el final del partido. Temporal tiene la iniciativa para llevarse el definitivo decider pero un fallo inesperado da vida a Hebles y este no perdona. En cuartos recibirá al tricampeón Aram Bernaus.
Por su parte David Pérez pasa menos apuros en su primer partido del día debido a la ausencia de César Plaza (que no llegó a tiempo), y más tarde vence a Ismael Asencio en octavos. Ferran Etxebarria sigue súper concentrado y dispuesto a conseguir su mejor resultado en esta competición, fruto quizás de su paso estas semanas por la Blackball Farm de Aram Bernaus. Para ello tendrá que vencer a Julio Serrano en cuartos.
![Ferran Etxebarria blackball](https://billartist.com/wp-content/uploads/2016/06/Ferran-Etxevarria.jpg)
Con los cuartos de final en marcha llega la revolución de la tele. Nadie quiere hablar ante la cámara de Dirk pero Vicens Escobairó, mítico billarista reconvertido hoy a presentador, coge el micro y los va convenciendo uno a uno para que digan la suya. No se salva ninguno porque todos merecen salir en el vídeo de la 10ª Lliga Individual. También el tímido Roger Roig, aunque preferiría seguir viendo los partidos con Pere. Y mientras tanto, Ureña, Hebles, Etxebarria y Pérez van por faena y ya son semifinalistas.
Si ya se sentían profesionales, ahora más todavía: las semis son televisadas e incluyen árbitro. Árbitros, en este caso: los también billaristas Andy Hughes y Laura Castelló. Cuando la cámara ya está preparada, it’s time to meet the players, como en el Crucible. Así Joan Marminyà coge el micro y presenta ante un centenar de especadores el primer duelo entre Raúl Hebles y David Ureña. Al oír sus nombres, entran al ruedo como si entraran en el Teatro de Sheffield. Por eso dicen que se sienten profesionales. Otra final anticipada.
Los dos están más que acostumbrados a jugar bajo presión y los dos quieren lo mismo más allá de ganar: hacer un buen espectáculo. Lo consiguen desde el minuto uno con las tres primeras series que colocan el 2-1 para Ureña. Tras un fallo inesperado de Hebles, 3-1. La dinámica negativa se ha apoderado del jugador de Sant Joan de Mollet, que ve como la blanca cae en una tronera en tres de sus saques. Aún así, el billar es muy imprevisible y un fallo de Ureña en una roja pegada a banda da oxígeno a Hebles, que recorta distancias: 3-2. Luego, lo típico, tacada de Hebles: 3-3. Ureña se la devuelve para poner el 4-3 pero no entra bola en el siguiente saque y llegan al decider. De nuevo, la pesadilla de la blanca de saque para Hebles. Ureña tiene la mesa abierta para cerrar el partido pero una mala colocación provoca el fallo. Hebles, que ya se imaginaba lo peor, vuelve a recuperar la iniciativa de la partida y hace gala de su apodo billarístico “Tiger”: la devora. Ya está en la final.
Tras unos minutos de descanso arranca la otra semifinal entre el campeón de 2007, David Pérez, y el archi motivado Ferran Etxebarria, que nunca había llegado tan lejos en la Lliga pero que en los últimos años no ha bajado del quinto puesto en el ranking Abacat. Pérez arrastra un catarro mal curado y no es capaz de sacar su mejor juego. Mientras que Etxebarria sigue con muchas ganas de no despertarse aún del sueño, y eso en ciertos momentos del encuentro le pasa factura. La segunda semifinal es más lenta que la primera, pero también muy disputada. Al final cae del lado de Etxebarria, que apenas celebra la última negra porque sabe que todavía hay más faena por hacer en la finalísima.
Raúl Hebles estuvo a punto de perder en dos momentos clave del torneo: Oscar Sánchez lo puso contra las cuerdas en primera ronda y David Ureña hizo lo propio en semifinales. Pero en el ADN de los campeones está el saber aguantar este tipo de situaciones. Y suelen acabar llevándose la copa más grande en días así. Quizás por eso empezó la final como un tiro, sabiendo que quedaba sólo un paso más, sabiendo que los campeones se llevan la copa el día que más sufren. Etxebarria no entró a la mesa con un tiro asequible hasta la quinta partida. No es que jugara mal, es que no tuvo opción. Hebles rozó la perfección (6-1) y tras entronerar la última negra el público ovacionó a los dos mejores jugadores con un minuto de aplausos. Merecidísimo por ambas partes.
“Mi sueño es que esto no se quede solo entre nosotros, que salgamos en televisión, que llamemos la atención. Es la única forma de conseguir patrocinadores que te permitan seguir haciendo competiciones dignas. Por suerte, cada vez estamos más cerca” — Joan Marminyà.
Además del honor de ser los mejores, los ocho primeros tienen premio: una copa y la remuneración. 400 euros para el ganador, 200 para el finalista, 100 para cada semifinalista y 50 para los que quedaron entre el quinto y el octavo puesto. Pero eso es lo de menos. El verdadero premio, y ese es para todos, han sido los dos días, es la fiesta, es ese minuto de aplausos.
Es hora de cerrar el chiringuito, subir a mi nave espacial y volver al otro mundo. Pero antes de marcharme la estratosférica Lliga individual tiene otra sorpresa preparada, la más grande. La de metro y medio por un metro: el cuadro. Resulta que el ganador del torneo, Raúl Hebles, será obsequiado, como en las anteriores ediciones, con un retrato creado por el artista local Jesus Led. “Es la mejor forma de inmortalizar el éxito y hacer que perdure en el tiempo”, justifica Joan Marminyà.
La sorpresa es que por primera vez en la historia de la competición, el retrato no será de un billarista, sino de una fiera, de un tigre. El tigre que pasé por encima de todas las bestias y devoró la décima Lliga Inidividual. Enhorabona, Tiger.
![Raul Hebles lliga individual blackball](https://billartist.com/wp-content/uploads/2016/06/Raul-Hebles.jpg)
PD. Aram Bernaus, Xavi Aguilar, Vicens Escobairó, Dirk Nagel, Anna Domènech y Joan Marminyà, con el permiso de Raúl: esta Lliga la ganásteis vosotros.