Los 6 problemas del billar (Pool) español

Si esto fuera ajedrez diríamos que estamos en jaque. Pero esto es billar, y estamos en situación de Snooker. El contrario nos ha hecho otra gran defensa y ahí restamos: escondidos, moribundos, obligados a tirar otra bola que quema, la que nunca hubiéramos querido tirar. Toca arriesgar para no morir del todo, para no entrar en jaque mate. Hay quien está dispuesto a remontar lo que sea, aunque otros se conforman con dejar morir la partida. Así está el billar (Pool) en España: fragmentado, gastado, herido y tocado, pero todavía no hundido. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Ahí van seis razones.

1. La crisis económica

El factor que lo ha jodido todo, también el billar. En época de vacas gordas todos se apuntaban a la semana de billar en los Campeonatos de España, aunque costase 1.000 euros. Desde 2008 ése y muchos otros gastos relacionados con el billar ya no son posibles. Cuando las cosas van mal el hobby se aparca. El Consejo Superior de Deportes ya no subvenciona tanto. Con la crisis numerosos clubes han cerrado sus puertas, algunos campeonatos han dejado de existir y muchos jugadores han colgado los tacos. O los han vendido, mejor dicho.

2. Una Federación que sólo juega a una banda

Más que llamarse Real Federación Española de Billar (RFEB), podría llamarse Real Federación Española de Carambola, porque sólo apoya y fomenta esta modalidad, escudándose en que la gran mayoría de clubes (unos 300) y jugadores federados (unos 2.300) son de carambola. Efectivamente, se federan porque saben que hay una estructura competitiva a nivel nacional que compensa lo que vale la cuota, lo cuál no ocurre con el Pool y el Snooker. Basta echar un vistazo al calendario deportivo, a los miembros de la Asamblea o a las características de la sede de la RFEB para ver a qué se le da importancia y a qué no. Por sentido común una Federación ha de unir. Sin embargo lo que está haciendo ahora es dividir.

3. Cada modalidad hace su guerra

La galaxia billarística española, como la mundial, está formada por tres planetas separados a años luz unos de otros: la Carambola, el Pool y el Snooker. En vez de ir todos —clubes y jugadores— a una, parece que jugamos deportes distintos. Cada juego hace la suya y no se interesa por los logros o problemas del otro. Esa es la principal razón por la que nunca hemos participado en unas Olimpiadas. Y probablemente nunca lo haremos.

4. Competir sólo por dinero

Tiene mucha, pero no creo que sea justo echarle toda la culpa a la Federación (y federaciones territoriales). Los jugadores también somos responsables de esta crisis. Si pedimos autocrítica a la máxima institución billarística, empecemos por aplicárnosla a nosotros mismos, porque también hemos hecho mal algunas cosas: primero, exigir que los premios de las competiciones sean en métalico y amenazar con no jugar si no es así, es decir jugar sólo por dinero y no por el título o la beca; segundo, reclamar que se monten campeonatos sin antes demostrar un compromiso por federarse como jugadores y clubes de Pool; y tercero, aparcar el billar para ponernos a jugar timbas de Póker. Con todo esto también hemos estropeado el billar.

5. La eterna mala imagen

Esto no es nuevo de ahora o hace pocos años, sino que venía de serie. El cine ha condenado al billar poniendo siempre sobre las mesas drogas, alcohol y apuestas. Los billaristas sabemos que esto no es un simple juego de bar, ni un deporte de vagos. Pero la mayoría de no billaristas creen que sí. Para pasar un buen rato con los amigos y poco más. Luchar contra esta pésima imagen del billar es muy difícil, y más siendo tan invisibles como somos en España.

6. Somos invisibles

Como la petanca, el billar español no existe para los medios de comunicación. No cabe en los telediarios ni en los periódicos. Aunque David Alcaide o Dani Sánchez queden campeones de Europa o del mundo, nadie que no esté metido en el mundo billarístico lo sabrá, porque esto no es un deporte olímpico, no interesa y no vende. Aquí no, en Inglaterra, Estados Unidos o Filipinas, mucho. En nuestras escuelas no se habla ni se promueve el billar y sus valores, por eso salen jugadores jóvenes a cuenta gotas.

*****

Salvo la crisis económica y la histórica mala imagen del billar, la solución al resto de problemas depende de nosotros —jugadores, clubes y Federación—. Es una cuestión de actitud y compromiso. Cada parte debe ceder o la cuerda se romperá del todo. Debemos explorar qué hacen bien en otros países, como Polonia, Francia o Inglaterra, y copiar sus modelos. Debemos reflexionar si jugamos al billar por pasión o sólo por billetes. Debemos fomentar cada modalidad por igual. Debemos educar a los pequeños con los valores del billar, que son muchos: sacrificio, constancia, autocontrol, respeto. Debemos darlo todo dentro y fuera de la mesa para que el COI esté obligado a incluirnos en las Olimpiadas. Debemos gritar para salir en los medios de comunicación y dejar de ser invisibles. Si somos capaces de hacer todo esto, no tengo ninguna duda de que salvaremos este y todos los Snookers que vengan. En nuestras manos —y tacos— está.

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