Imagínate que en un partido de la ACB, cada vez que Sergio Rodríguez va a lanzar un tiro libre, el equipo rival dice: “Está bien, Chacho, no tires”. La vas a meter sí o sí, no perdamos más tiempo. Te la damos por buena: “Árbitro, súmale un punto más al Madrid”. Y Chacho encantado.
Impensable, ¿verdad? Pues esto que nadie entendería si pasara en una cancha de baloncesto o en un campo de fútbol, ocurre mil veces en los campeonatos de billar. A veces los billaristas somos así de generosos y vamos regalando bolas al rival cuando la partida “está hecha” o la nueve quedó perfectamente recta. Gran error.
¿Por qué ese acto de bondad? ¿Por qué facilitar el trabajo a tu oponente? ¿Por qué rendirte antes de tiempo? No consigo entenderlo.
Por eso nunca regalo ninguna bola, aunque la blanca esté a un palmo de la 10 y ésta a dos de la tronera. Pueden pasar mil cosas (una pifia, un despiste, una falta…) que provoquen el fallo del rival, así que no me voy a rendir hasta que la vea dentro.
Cometemos dos grandes errores al conceder la partida antes de que el rival entre la última (o últimas) bolas: (1) Hacemos que el rival coja confianza ganando una partida más fácil de lo que creía y (2) tiramos a la basura la última oportunidad de ganar esa partida.
Muchos jugadores se ponen nerviosos al llegar a la bola definitiva, y por esa razón las probabilidades de fallar aumentan, pues también sube la presión. Si no le dejas tirar esa última 9, le sacas de un apuro. ¿Interesa sacar de apuros a tu contrincante? Más bien lo contrario.
Chacho tiene un 90% de acierto en tiros libres. Eso es, 9 de cada 10 lanzamientos van dentro. Pero hay uno que toca hierro y se va fuera. No regales nada y ve a por el rebote.
Resumen del billarconsejo de la semana:
- No te rindas antes de tiempo
- No facilites el trabajo a tu contrincante
- Mil cosas pueden provocar el fallo
- Di “Sí hace falta que tires”