Stuart Bingham (1976, Basildon, Inglaterra) es el nuevo rey del Snooker mundial. A sus 39 años y tras 20 como profesional, ha alcanzado el sueño de cualquier billarista de Snooker: ganar el World Championship en el Crucible Theatre de Sheffield. Logró la hazaña ayer al vencer a Shaun Murphy 18-15 en la final. Fue el colofón a un campeonato impecable para Bingham, que se cargó a Ronnie O’Sullivan en cuartos (13-9) y a Judd Trump en semifinales (17-16).
Bingham sabía que era ahora o nunca. Que tras vencer a Ronnie y a Trump, tenía que ganar esa final como fuese porque no habría muchas más ocasiones como esta en un futuro. En frente tuvo a un Shaun Murphy enchufado que llegaba como favorito a la final con un cuadro más favorable y varias palizas cosechadas (13-5 a Perry en segunda ronda o 17-9 a Hawkins en semifinales).
Desde que se hizo profesional del Snooker en 1995, Bingham sólo había ganado dos torneos de ránking (el Australian Goldfields Open en 2011 y el Shangai Masters en 2014). Esta era su novena participación en el Crucible, donde su mejor resultado había sido llegar a cuartos de final en 2013. En cuatro ocasiones quedó eliminado en primera ronda, siendo la de 2002 la más dolorosa de toda su carrera.
En el Campeonato del Mundo de ese año, Bingham falló la rosa para hacer un 147 contra Ken Doherty. Con ese fallo quedó a dos bolas de ganar 167.000 libras y encima acabó perdiendo el encuentro 10-8, lo cual supuso una gran decepción para él que arrastró años más tarde.
¿Por qué después de 20 años como profesional ha podido ganar ahora Bingham? Probablemente por una mezcla de varias razones: cómo dijo el mismo Stuart en una entrevista concedida a Snooker.com.es, una mayor densidad de torneos en el circuito, tener a Steve Feeney como entrenador, usar las técnicas Sight Right de Riley y, sobre todo, seguir entrenando y creyendo en uno mismo han sido factores determinantes.
Con este brillante resultado y las 300.000 libras de premio, Stuart Bingham se coloca en la segunda posición del ránking por detrás de Mark Selby. Los fantasmas de la rosa fallada en 2002 han quedado totalmente sepultados.
Fotos de Monique Limbos