Hay algunas cosas del US Open que me sorprenden.
Me sorprende que los americanos, los mismos que diseñan flechas Revo de última generación, se nieguen a poner marcadores electrónicos.
Me sorprende que Darren Appleton, el último campeón europeo que tuvo el US Open (2011), abandone el partido con el 7-3 y luego, en ronda de perdedores, caiga 11-2 contra Mike Dechaine.
Me sorprende que, en el torneo de pool más prestigioso de todo el circuito profesional, el rotulador clipper y la pizarra blanca sean todavía el medio para anunciar los siguientes enfrentamientos.
Me sorprende ver a Earl Strickland en modo billarista robot, con un cinturón de pesas en el abdomen y los dedos enfundados en la mano del bridge.
Me sorprende la TV Table.
Me sorprende la web del streaming oficial Accustats, cuyo diseño es más propio de la era de The Color of Money que del año 2016.
Me sorprende que Niels Feijen haya caído eliminado tan pronto y que en las rondas finales no haya más representantes europeos batallando contra el frente asiático estadounidense.
Me sorpenden, también, los nombres raros de esos billaristas taiwaneses que juegan mejor que nadie.
Me sorprende que en el cuadrante no se marquen los exentos con el mítico W.O (walk over), sino con un BYE.
Me sorprenden, cada vez más, las fotos estratosféricas de un gran artista del billar llamado JP Parmentier.
Lo único que no me soprende de este US Open es que, de los últimos ocho billaristas que quedan vivos, uno —el último superviviente europeo junto a Jason Shaw—, sea español.
David Alcaide está en un momento de forma sublime, quizás el mejor de su carrera, gracias a la estabilidad profesional y a los ánimos que le transmite la legión de fans desde el otro lado del atlántico. Aquellos que a las 3 de la madrugada mantienen los ojos bien abiertos para ver cómo machaca a otro rival.
Se nota en la mesa y lo notan sus contrincantes, que le guardan máximo respeto porque saben que en frente tienen al mejor embajador del pool español de todo los tiempos.
Hoy no me sorprende verlo entre los 6 y mañana, con el permiso del resto, no me sorprenderá verlo en el primer cajón. Ya lo dijo Darren Appleton: this could be your year.
