Lunes de Pascua pero el Billartist no descansa. El artista del billar de la semana es el soriano Javi del Santo Sanz (1980), un tipo grande en todos los sentidos: de altura, como jugador y como persona. En esta entrevista nos cuenta cómo empezó, qué sintió al ver por primera vez a Efren Reyes en el US Open, su experiencia compitiendo en los Eurotours, su batalla con la Federación y mucho más.
Todo empezó…
Con 14 años. En esa época jugaba a futbol en las categorías inferiores del Numancia. Descubrí el Club Billar Carambola de Soria, donde había dos mesas de carambola y cuatro de pool, y desde entonces empecé a pasar más horas en la sala que en mi casa. Mis padres me daban 1.000 pesetas a la semana y yo las invertía en el billar. Sabía que si perdía tenía 5 horas de juego como mucho, así que tenía que ir ganando. Con los torneos del club me fui picando hasta que empecé a competir a nivel regional con 17 años. Hay un par de anécdotas buenas de esos inicios…
Cuenta, cuenta.
Mi primer torneo fuera de Soria fue en Salamanca. Era un chaval y estaba bastante perdido. Nada más llegar a la sala pedí a la gente que me recomendase un hotel y ahí vino la primera sorpresa: sin conocerme de nada, un cliente me salvó: “Puedes quedarte en mi casa, joven. Yo marcho este fin de semana, aquí tienes las llaves”. Y en su casa me quedé.
¿Más batallitas?
La otra ocurrió en la final de ese mismo campeonato a la que llegamos Josito (actual responsable del club Balabushka) y yo. Iba ganándole 6-1 (a 7), me remontó 6-4 y de repente una vecina se quejó porque hacíamos demasiado ruido y tuvimos que parar. Esa final nunca terminó y repartimos el premio. Fue el primer torneo que “gané”, pero en realidad lo ganamos los dos. Gracias a la vecina, claro.
¿Hubo algún maestro o aprendiste solo?
Desde joven fui bastante autodidacta y aprendí a base de mirar al resto y probar. Aún así uno de mis grandes apoyos fue Carlos Cortés. Era el mejor. La clave para progresar también fue el hecho de empezar a competir fuera muy pronto.
Empezaste en Soria pero pronto fuiste a competir a Burgos. ¿Qué recuerdas de los años del boom del pool?
Pues que se jugaban un montón de clasificatorios para ir al Campeonato de España de la CEP y que éramos un montón. Solo en Burgos había 900 fichas federativas de Pool. Con 18 años íbamos a jugar un clasificatorio en cuatro bares y tal vez había 100 personas de una sola categoría en cada sala. Los mejores se clasificaban para el torneo regional y allí para el nacional. Era una auténtica pasada.
¿Como fue el salto de tercera a primera?
Subí de tercera a primera bastante rápido. En Castilla y León y Cantabria había solo 16 jugadores de 1a, la gran masa era de categorías inferiores. Dónde realmente había dinero era en primera categoría: nos pagaban los viajes y podías ganar buenos premios. Por eso la gente quería jugar arriba, donde el billar no te costaba mucho dinero. Ahora curiosamente pasa lo contrario: muchos quieren seguir jugando en segunda para perder menos y tener opciones de pasar más rondas.
Tú también formas parte del club de los billaristas que dejaron de entrar bolas un tiempo.
Así es, abandoné el billar 11 años. No estaba bien visto que un jugador de Soria compitiese en Burgos y encima estuviera becado. Además falleció José, el responsable de la operadora de billar Punto 8, y las cosas empezaron a truncarse. Curiosamente el último año que jugué, 1999-2000, fue el mejor. Me despedí haciendo un buen papel (9º) en el Aniversario de la CEP en Torrequebrada en mesas de 7 pies. Recuerdo que pasé unas 15 rondas y gané al entonces campeón junior, Pumita. Fue una lástima perder en cuartos porque las semifinales ya se jugaban en 9 pies, pero el resultado fue más que satisfactorio teniendo en cuenta que vinieron profesionales como Oliver Ortmann.
¿Cuándo volviste y porqué?
Con 32 años me reenganché. Tarde o temprano vuelve la ilusión. En 2011 empecé a entrenar de nuevo y en 2012 a competir fuerte en Castilla y León y por España. Ascendí a categoría master en Circuito Masterpool y recuperé mi nivel, quedando ese año entre los 16 en los nacionales. En 2013-2014 no entrené mucho pero llevaba el ritmo del año anterior, así que me fue bien. Y en 2015 salí mucho a competir internacionalmente. Desde que volví entreno en el Casino Numancia, donde hay mesa de 9 pies y carambola.
Esa experiencia te ha dado buenos resultados en los últimos torneos.
Este año he ganado dos pruebas del circuito Máster en Castilla y León y he hecho un tercero y un quinto en las Copas de España. Ese último torneo ha sido para mí el mejor que he jugado esta temporada. Aguanté muy bien en momentos de presión, pero la partida de cuartos con Juan Carlos Expósito no salió bien. Es curioso porque muchas veces vas muy preparado y el resultado al final no acompaña. Y en cambio, cuando no vas con tan buenas sensaciones, acostumbras a obtener sorpresas positivas.
Eurotours, Deurne, US Open… ¿Como lo haces para costearte todos esos torneos internacionales?
Habré jugado 12 eurotours y solo he cobrado en 1. Es caro y complicado, pero siempre procuramos viajar en grupo para rebajar los costes. Me cuesta prácticamente lo mismo ir a la Copa de España en Oviedo que ir al Eurotour de Venecia. Si lo organizas bien puede costarte entorno a 400 euros entre inscripción, vuelo y estancia.
¿Se porta bien el resto de billaristas de la expedición?
Cuando viajas lo principal es que haya buen ambiente y te diviertas. A parte de gustarte tiene que haber algo más que billar. Por suerte tenemos un buen grupo con Sergio Lagunas, Fran Sánchez y David Alcaide y se hace todo mucho más ameno. A veces pasas dos semanas fuera de casa y es muy importante que te lleves bien con los compañeros de viaje. La competición te ocupa una porción muy pequeña de todo el viaje.
¿Alguna anécdota? (Que se pueda contar…)
Muchas. En Filipinas, por ejemplo, los chavales te piden algunas monedillas y siempre intentas echarles un cable. En una de esas Fran se equivocó y en vez de dar dinerillo local dio sin querer un billete de 50 euros. Cuando se dio cuenta… Al día siguiente tenía 20 niños más en la puerta del hotel (risas).
¿El mejor torneo que recuerdes?
Sin duda, el primer US Open al que participé, en 2012. Impresiona entrar en el Cue Masters de Virginia y ver más de 80 mesas y un cuadrante de 256 jugadores. El ambiente es espectacular. Recuerdo que jugué la primera partida acojonado porque en la mesa de al lado estaba Efren Reyes. Lo tenemos tan endiosado que cuando lo ves ahí por primera vez alucinas. Luego ya te acostumbras a verlo entre pasillos y The Magician te parece una persona normal. Una de las cosas que aprendí allí es que nadie coloca también los triángulos como los americanos, los europeos estamos mal acostumbrados con las plantillas. Lo que más me fastidió de ese campeonato es que pasando una ronda más hubiera jugado contra Strickland en la mesa televisada.
Este año volviste al US Open y jugaste también en el Gotham City. ¿Qué tal fue el partido contra tu amor platónico?
Cuando vi que me tocaba contra Jennifer Barretta no me lo podía creer. Enfrentarte a una de tus ídolos es algo muy especial y lo curioso es que ella tenía un compromiso y no podía estar a la hora del partido, así que ya me daban la partida por ganada. Pero les dije que prefería esperarla (risas). Nos pusieron un árbitro de tiempo que curiosamente era ¡su marido! Ya no podía mirarla con los mismos ojos pero en cualquier caso competí bien y pude ganarla. Fran, David y yo hicimos muy buen torneo ese día y nos metimos en el cuadro final.
Próxima parada: Áustria.
A mediados de abril viajamos a los Campeonatos de Europa de Austria que coinciden con la prueba de Eurotour. Los europeos son un tanto aburridos porque se alargan dos semanas y no puedes entrenar en la sala, solo competir. Pero haremos piña.
¿Porqué te llaman don “Culata asesina”?
En Castilla y León es tradición llamar culata a la maza. Lo dije un par de veces, a Fran le resultó gracioso y desde entonces es mi apodo. En algún Eurotour Mario He a veces me suelta un “Buena culata” después de un buen tiro.
¿En qué crees que está fallando la Federación Española de Billar?
Es el típico dueño de bar que no tiene clientes y se mosquea porque la gente se va al bar de enfrente. En vez de hacer algo para que vengan, no puedes limitarte a abrir la puerta. Tienes que hacer promociones, conciertos, fiestas, traer DJs, etc. Tienes que invertir en tu “negocio” para que funcione. Y eso (fomentar la competición y el deporte base) no lo está haciendo la RFEB con el pool. La consecuencia es clara: haces mal las cosas y empresas privadas como Tour España se llevan los jugadores que pierdes tú. Este año en Aranjuez éramos más de 200 jugadores y los organizadores no saben si el año que viene podrán montarlo en el mismo lugar porque seremos demasiados.
A la RFEB no le gustó que manifestaras públicamente esa queja y te impusieron una sanción. ¿Por qué exactamente?
No me dieron el motivo de la sanción ni tampoco me notificaron a tiempo para poder recurrir. Al parecer fue por una crítica publicada en Facebook “empleando términos erróneos”. Simplemente me quejé por la falta de competición y por la mala gestión económica y deportiva del pool, como también hicieron muchos otros billaristas. Hubo primero una denuncia y luego un quebrantamiento de sanción. Actuaron de mala fe porque me notificaron lo segundo pocas horas antes de viajar al Eurotour de Italia y no pude jugar, cuando ya tenía todo planificado y pagado. Recurrí al Tribunal de Arbitraje Deportivo y me dieron la razón porque consideraron que era un sin sentido. El TAD dijo que la RFEB había incumplido todas las normas para poder sancionar a un jugador.
¿Y ahora?
A esperar si apelan otra vez por esta persecución sin sentido. De momento el pequeño ha podido con el grande. Ahora voy a recurrir para que afronten los daños y perjuicios de todo el caso. No es normal que no tengan dinero para pagar unos campeonatos de Europa ganados por los jugadores (los billaristas tienen que avanzar el dinero) y sí para sanciones injustas como la mía.
¿Tu mayor sueño como billarista?
Poder terminar una temporada completa de Eurotours y meterme en los 40 primeros de la general para acceder al Mundial de Bola 9.
¿Que has aprendido gracias al billar?
No podría concibir mi vida sin una mesa de billar. Te hace crecer no solo como billarista sino como persona. Desde que empecé me ha enseñado unos valores de respeto y de caballerosidad en la mesa. Es brutal que billaristas de talla mundial como Ralf Souquet sean tan sencillos. Puede haberlo ganado todo pero trata a cualquiera por igual, tanto si el rival es campeón del mundo o si es principiante.
En el último campeonato de Castilla y León protagonizaste una escena curiosa con el menorquín Toni Pons. ¿Qué pasó?
Me parece un tío espectacular, es muy noble y respetuoso en la mesa. Me ganó 6-2 en la ronda previa jugando perfecto, luego nos volvió a tocar en el KO en cuartos de final y le gané yo. Noté que estaba muy emocionado y motivado por ese torneo y decidí cederle mi trofeo de tercer clasificado. Se lo merecía tanto como yo. Puedes ganar, puedes perder, pero lo importante es cómo afrontas esa victoria o esa derrota. Todos deberíamos tener un fondo de nobleza. Estos detalles es lo que hacen del billar un deporte especial.