Ambiente espectacular, organización impecable y nivelazo de juego. Participar este fin de semana en el III Trofeo Ciudad de Zaragoza ha sido, un año más, una pasada.
El Drinks&Pool tiene algo especial. No sé si es el contraste de luces, los recuerdos billarísticos que pueblan las paredes o esas nuevas mesas Sam de estilo clásico, pero hay algo de esa sala que te atrapa.
Y si juntas en ella a los mejores jugadores de España, te engancha todavía más.
El billar español está más vivo que nunca gracias a locos del billar como Sergio Lagunas, el artífice de este gran torneo. Gracias, fenómeno, por crear ese ambiente profesional, por cuidar todos y cada uno de los detalles, por hacernos sentir mejor que en casa.
De este torneo me llevo un montón de recuerdos y aprendizajes. Estos:
- Conocer a jóvenes billartistas como Gabriel Argos y ver como en sus ojos se refleja la pasión por el billar.
- Compartir penas y alegrías con el gran Marc Codina, que se marcó un torneazo llegando a semifinales. Y los que vendrán.
- Aprender lo que no está escrito viendo a auténticas figuras del billar como Carlos Cabello, Paquito Díaz, Samir Khadur, Nacho Schmit, Iker Echeverria, Carlos Belmonte, Albert Casellas, Jorge Díaz… y tantas otras fieras del pool español.
- Disfrutar con el desparpajo y la soltura de Juan Carlos Expósito, que se llevó el Trofeo por segundo año consecutivo: es un auténtico bicampeón dentro y fuera de la mesa de billar.
- Sentirme fuerte, capaz de sacar mi mejor nivel en los momentos clave, lo cual me permitió lograr el pase a octavos por ganadores.
- Batallar junto a otro maestro, Quique Escudero, en dos partidos de infarto; y repartirnos un final feliz cada uno.
- Comprobar, una vez más, lo curioso que llega a ser el billar: porque puedes remontar de 6-0 a 6-6 y acabar perdiendo en la partida definitiva; pero eso sí, dejándote la piel, luchando cada bola, y eso vale más que la victoria.
- Ver como un torneo de este calibre no sería el mismo sin el apoyo de Hugo Erro, siempre atento en los temas logísticos; sin los patrocinadores; sin la tecnología (los marcadores electrónicos en tiempo real) desarrollada por Marcos, de shooterspool.net; o sin las magníficas fotos de Stephane, otro crack.
- Pasar buenos ratos con los hermanos Pérez o Jorge Latorre, a quienes admiro por su sencillez y su buena fe.
- Compartir bromas, charlas filosóficas y viaje con Luis Rovisco, maestro de la guitarra, del billar y de la vida.
- Quedarme embobado viendo los cuadros, los recuerdos y todos los detalles billarísticos que hay en todos los rincones del Drinks&Pool.
- Recibir vuestros ánimos para que este blog siga a tope: no sabéis la fuerza que me da eso. Seguiremos a tope.
- Y lo mejor de todo: recuperar las ganas de competir, de salir fuera, de ser billartista.
Gracias, III Trofeo Ciudad de Zaragoza, por toda esa magia. En 2018 más y mejor.